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jueves, 9 de septiembre de 2010
Lo que hay adentro es lo que vale
Lectura bíblica: 1 Samuel 16:7
El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehovah mira el corazón. 1 Samuel 16:7
Catalina es tan hermosa que podría estar en la tapa de una revista de modas. Está tan cómoda luciendo diamantes y un vestido de fiesta negro como lo estamos el resto de nosotros en camiseta y pantalones vaqueros. Su elegancia y encanto la hacen sentirse muy a gusto en las fiestas de los ricos y famosos.
Entonces, ¿por qué se está rebajando tanto?
En la vieja serie de televisión La Bella y la Bestia, Catalina anda debajo de la tierra con Vicente, el hombre bestia. Es una antigua historia en un nuevo contexto. Y toda la serie gira alrededor de una pregunta intrigante: ¿Qué ve ella en él? Una mujer hermosa enamorada de un ser que es medio hombre y medio león, y que vive en túneles subterráneos abandonados, ¿cómo puede ser?
¿Cómo puede una mujer bella amar a una bestia? Catalina se siente atraída a Vicente no por su apariencia, sino a pesar de ella. Ama al ser debajo de la melena del león. Le gusta por su bondad… y quizá también por su maravillosa voz.
Tema para comentar: ¿Cómo determina nuestro mundo la hermosura de una persona? ¿Por qué el cariño de Catalina por la bestia nos parece tan raro?
Muchos creen que la apariencia lo es todo. La televisión, las revistas, las películas y las videocintas nos dicen que los que no parecen supermodelos son feos.
Eso es ridículo.
Los creyentes podemos estar contentos sin parecernos a la chica en los anuncios de productos de belleza o al señor en las propagandas de las máquinas para desarrollar los músculos. La belleza incluye mucho más que un cutis perfecto y los bíceps. La belleza más extraordinaria por lo general surge del interior. Dios escogió a David como rey de Israel no por su apariencia o su musculatura, sino por la actitud recta de su corazón.
La belleza, como la define el mundo, muchas veces no es una bendición. Ser hermoso de afuera no garantiza que uno no se sienta solo, inseguro e infeliz por dentro.
La verdad es que si crees que el color de tu cabello o la marca de tu ropa te dará felicidad, te espera una gran desilusión. La ropa puede ser linda, pero no es tan importante como esa parte tuya que no puedes ver en el espejo. Dios está encantando por cómo te hizo por fuera. Pero está aún más encantado cuando ve brillar tus cualidades interiores.
McDowell, J. J., Kevin. (2005). Devocionales para la familia
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