lunes, 1 de marzo de 2010

Cómo librarnos de la ira



Leer | Efesios 4:26-27

¿Cómo reacciona usted cuando está airado? ¿“Estalla” y pierde el control o es capaz de mantener una actitud calmada y paciente en situaciones irritantes? Lamentablemente, muchos creyentes no saben manejar su ira de manera positiva. Pero usted puede dar algunos pasos para evitar las destructivas consecuencias.

En primer lugar, reconozca que tiene un problema con su ira. Puede estar irritado con usted mismo, con otra persona o incluso con Dios. Pero no podrá jamás vencer esta negativa emoción si no reconoce su presencia en su vida.

Luego, identifique las fuentes de su ira. Pregúntese: ¿Por qué me estoy sintiendo irritado hoy? ¿Con quién estoy molesto? ¿Qué me está haciendo actuar de esta manera? Después que haya descubierto la causa de su molestia, enfréntela de inmediato; siempre que surge el rencor en nuestro interior, nos convertimos en blancos excelentes de Satanás. El consejo de Pablo en Efesios 4:26 es muy sabio: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”.

Por último, necesitamos perdonar a quienquiera que sea la fuente de nuestro malestar. Perdonar puede parecer muy difícil cuando nos sentimos heridos, pero es el aspecto más importante para enfrentar la ira. ¿Cómo no perdonar a alguien cuando Dios nos perdonó a nosotros al dar a Su Hijo como sacrificio?

La ira no tiene que controlar su vida. Si usted es un creyente, el Espíritu Santo le dará el poder para andar a la manera de Cristo. Mientras se prepara para la semana siguiente, pídale al Señor que le diga con exactitud cuáles son las áreas donde necesita combatir su ira. Confíe en que Él le guiará si busca con empeño controlar esta emoción.

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