viernes, 19 de marzo de 2010

Un Dios digno de confianza



Leer Salmo 37.1-9

En toda la Biblia se nos exhorta a confiar en el Señor. Cuando los tiempos son buenos, esto no parece ser una tarea difícil. Pero cuando surgen las pruebas, es mucho más difícil confiar plenamente en él.

En todo caso, siempre es importante que pongamos nuestra confianza en el Dios vivo, sobre todo cuando todo a nuestro alrededor parece estarse desmoronando. Esa pudo haber sido la situación que inspiró la escritura del Salmo 37.

Observemos que en el pasaje de hoy, el salmista dice varias veces que no debemos alterarnos (vv. 1, 7, 8). La ansiedad por una situación es lo opuesto a la confianza, y alterarse tiene efectos nocivos. Para empezar:

Puede tener un alto costo físico y emocional.

Otro problema es que alimentar la ansiedad puede llevar al mal: al tratar de manejar la situación con premura y a nuestra manera humana, podemos perder la mejor solución que tiene Dios.

La tercera consecuencia es que los demás pudieran no disfrutar de nuestra compañía, por lo que podríamos perder nuestro buen testimonio a favor del reino.

¿Cuál es, entonces, el antídoto contra la ansiedad y el estrés en un momento de dificultad? La confianza absoluta en Cristo. El Salmo 55.22 dice: "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo". Esto significa debemos poner todas nuestras cargas a sus pies, sabiendo que él es bueno, amoroso, y que tiene el control.

Cuando surgen problemas, ¿acude usted de inmediato al Señor? ¿O trata de manejar las cosas por sí mismo? El que le creó puede manejar cualquier ansiedad y dificultad, aunque parezcan abrumadoras. Lo que él desea es su entrega y confianza.

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