viernes, 5 de marzo de 2010

La iglesia que evangeliza



Leer | Hechos 2:1-41

El trabajo misionero no está limitado a lugares extraños. Toda iglesia está rodeada por una comunidad de almas que necesitan al Salvador. Como seguidores de Jesús, hemos sido llamados a hacer discípulos (Mt. 28:19, 20). Por tanto, no podemos justificar el quedarnos sentados cómodamente mientras nuestras vecinos luchan en la vida sin el Señor. La iglesia local tiene que ser un faro de luz para Dios; hay cuatro principios que pueden serle de ayuda.

Primero, la iglesia debe tener la visión de realizar la Gran Comisión en su comunidad. Para ser hacedores efectivos de discípulos, todos en la congregación deben estar dispuestos a trabajar juntos. Si sólo el pastor o un pequeño grupo de los miembros tienen interés, la misión no podrá tener éxito.

Segundo, es necesaria la motivación correcta.
A los ojos de Dios, las razones válidas para compartir el evangelio son amarle a Él, amar a la gente y tener el deseo de ser obedientes.

Tercero, se deben utilizar métodos correctos. Cada comunidad y cada situación es diferente; por eso, el mismo método no funciona en todas partes. La estrategia deberá basarse en principios bíblicos, y ser dirigida por el Espíritu Santo.

Cuarto, la iglesia debe acudir a la mejor fuente de energía: sólo a través del Espíritu Santo podrán los miembros estar equipados para testificar con efectividad y de manera permanente a sus vecinos.

¿Quiere usted ser parte de una iglesia que esparza el evangelio en su comunidad? Entonces, comience a orar pidiendo que tanto la congregación como el pastor tengan una visión y una carga por la comunidad, y luego involúcrese en una evangelización sensible basada en la Biblia. Sea usted la chispa que encienda un fuego en los corazones de sus hermanos cristianos.

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