sábado, 31 de julio de 2010

Razones para esperar en Dios.



Él está arreglando las circunstancias. Los israelitas marcharon alrededor de Jericó por siete días antes de atacarla. La ansiedad y el temor se apoderaron del enemigo, preparando el camino para la victoria. David fue escogido como rey de Israel años antes de ascender al trono y esperó hasta que se cumplió el tiempo de Dios para hacerlo; pero se rehusó a matar a Saúl, pues lo respetó porque decía que era “el ungido de Jehová”.

Él purifica nuestras intenciones. En lugar de actuar impulsados por el placer, la codicia o el orgullo debemos ser motivados por el amor, el servicio y
la obediencia. Si nuestras motivaciones no son correctas, Dios se demorará en bendecirnos, pues su intervención no se concreta a satisfacer nuestros deseos; quiere que captemos la enseñanza que nos imparte.

Dios mismo nos enseña a confiar en Él. Si Él contestara toda oración inmediatamente, quizá no aprenderíamos a confiar en Él. Por eso a
veces Él nos promete que suplirá lo necesario y luego nos pide que esperemos.

Nos protege del peligro imprevisto. El Padre ve todas las cosas y sabe lo que es mejor para cada uno de sus hijos. Quienes se precipitan tropiezan
con dificultades inesperadas.

Nos prepara para dar buen testimonio. Si decidimos esperar hasta que Dios supla nuestra necesidad, nuestras vidas pueden causar un gran impacto en
cuanto a su fidelidad entre muchos de los que nos rodean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario