
Uno de los principios fundamentales en la Biblia es que debemos aprender a esperar el tiempo y la dirección de Dios.
Por una parte, implica tener paciencia, es decir, estar dispuestos a esperar, lo que nos lleva a hacer una pausa para recibir más instrucción en lugar de precipitarnos para ejecutar nuestras soluciones.
También demanda que estemos dispuestos a aceptar con calma lo que Él esté haciendo en nuestra vida y confiar en que intervendrá para llevar a cabo su voluntad. Algunos tendrán que desistir de lo que parece ser una necesidad inmediata y resistir la tentación de fijar el momento más conveniente para obtenerla.
Por otra parte, esperar en Él no quiere decir tener una actitud fatalista; más bien es la firme expectativa de que Dios cumplirá lo que
ha prometido.
¿Esperarás en el Señor?
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