sábado, 2 de octubre de 2010

¿Enojado?


En 1894, un partido de béisbol se caldeó literalmente cuando un jugador del equipo visitante de los Orioles de Baltimore empezó una pelea con el jugador de tercera base de los Medias Rojas de Boston. Pronto la pelea se hizo más grande cuando ambos equipos pisaron el campo de juego, y los aficionados salieron a raudales de las gradas para unirse a la pelea. Durante este furor incontrolado, alguien inició un fuego en el estadio, y todo el recinto y 170 edificaciones fueron consumidas, ¡todo por la ira de un solo hombre! Aunque este ejemplo es extremo, es una ilustración apropiada de la destrucción que puede acompañar al enojo desenfrenado.

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