miércoles, 25 de agosto de 2010

Advertencias para los padres



Como padres, necesitamos poner atención no solo para expresar las palabras adecuadas a nuestros hijos, sino tener cuidado de cómo nos comunicamos con ellos con ademanes, gestos y actitudes. Eso afectará tanto el concepto que tengan de sí mismos como su conducta y lo que creen acerca de Dios y las enseñanzas bíblicas.
Padres, sean cautos al hablar de mujeres.
Si ustedes constantemente las critican por su peso excesivo o encomiando a las que consideran atractivas, sus hijas crecerán valorando más su apariencia que su carácter.
Además, si ustedes admiran a las mujeres que se visten de manera
seductora, sus hijas procederán a imitarlas con tal de satisfacer a su padre.

Desgraciadamente la ropa atrevida generalmente atrae la atención de jóvenes poco escrupulosos por lo que sus hijas podrán despertar apetitos que puedan resultar en
embarazos prematuros.
En lugar de eso, esfuércense por inculcar en sus hijos valores de dignidad y de sometimiento a Dios.
Por eso, desde que ellos sean pequeños enséñenles preceptos básicos para que aprendan
a depender de Dios. Cada hijo es un don de Dios, un tesoro de gran valor para ustedes y para Él. A medida que vayan creciendo exhórtenles a honrarlo, a gozarse de la comunión con Él, a valorar debidamente las enseñanzas bíblicas en cada aspecto de su vida, en cada decisión y en cualquier ambiente en el que se encuentren.
Resístanse a compararlos con los demás niños,
con los demás adolescentes, con los demás jóvenes. En cambio, impúlsenlos a comportase como verdaderos hijos del Padre celestial que les ama y desea que su vida sea productiva, que logre las metas que Él mismo les trace y que en todo hagan lo mejor que puedan sin necesidad de seguir el ejemplo de nadie más que del Señor
Jesucristo (Lc 2.40, 52).

No hay comentarios:

Publicar un comentario