jueves, 29 de abril de 2010

El poder de la perseverancia



Leer | Filipenses 3.10-14

Todos deseamos tener éxito. Sin embargo, desearlo simplemente no garantizará su logro. Es por eso que muchas personas no logran sus metas; encuentran dificultades y se rinden. Hablemos de una de las características que se necesitan para lograr lo que usted se ha propuesto hacer.

La perseverancia es la combinación de un deseo fuerte y la voluntad; es la capacidad de mantener el rumbo frente a la dificultad, y negarse a renunciar. Pablo fue un ejemplo de esta cualidad. Tenía pasión por compartir el evangelio con judíos y gentiles en todo el mundo conocido. Hechos 20.24 registra su propósito: "Que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios". Aunque encontró enormes obstáculos, como naufragios, cárceles, castigos físicos y peligros constantes, el apóstol nunca se rindió (2 Co 11.23-28).

¿Qué motivó a Pablo a perseverar en medio de las luchas?
Primero, tenía un objetivo claro dado por Dios, y confiaba en que el Señor le permitiría lograrlo.

Segundo, el apóstol se sentía con la deuda de compartir la verdad de la salvación que transforma la vida.

Tercero, él sabía la perdición que espera a quienes no conocen a Jesús.
Su corazón se quebrantaba, tenía compasión.

Pablo tenía su mirada fija en su propósito, lo valoraba tanto que ninguna circunstancia podía desanimarlo. Al final, logró lo que el Dios todopoderoso había dispuesto.

El Padre celestial tiene grandes metas para nuestras vidas. Procurar algo menor no nos satisfará ni logrará lo que Dios ha previsto para nosotros. Una vez que su dirección sea evidente, debemos buscar con pasión los propósitos de Dios con el poder y la guía del Espíritu Santo, especialmente cuando surjan dificultades. ¡No se rinda!

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